sábado, 28 de marzo de 2015

Tras la pista de los transgénicos



     Es un hecho que la mayoría de los cultivos actuales a nivel mundial tienen un grado de transgenia. Pero, ¿qué es un transgénico?, ¿de dónde provienen?, ¿quién los creó?, ¿hace cuánto existen?, y tantas otras preguntas que definitivamente encontrarás su respuesta a continuación. El siglo pasado fue una época de gran desarrollo y globalización. A lo largo del mundo, trajo consigo la televisión, las consolas de videojuego, los autos deportivos, internet, los primeros celulares y tanto invento tecnológico que nos facilitó la vida de manera eficaz. Pero, ¿en qué momento aparecen los transgénicos?


     En 1951, el científico británico Francis Crick junto a su compañero estadounidense James D. Watson empezaron una investigación científica que los llevó a obtener el premio Nobel de Fisiología y Medicina en el año 1962 por descubrir y describir en su totalidad la estructura del ADN. Este fue el primer paso que dio la ciencia para entrometerse en la secuencia genómica del humano, tanto así que diez años después, en 1972, el estadounidense y profesor de bioquímica de la Universidad de Standford, Paul Berg, aisló un tipo de célula a la que luego le introdujo una enzima de restricción, la cual cortó la molécula de ADN y posteriormente la introdujo en otra molécula circular y así, obtener por primera vez de manera in vitro una molécula de ADN recombinante. Los avances no cesaron, y solo al año siguiente tres científicos de diferentes nacionalidades cortaron secciones de ADN viral y bacteriano para así crear un plásmido (molécula de ADN circundante que actualmente se utiliza para otorgar una cualidad específica a algún tipo de organismo) con resistencia a antibióticos y posteriormente insertarlo en el ADN de una bacteria produciendo por primera vez un organismo con ADN recombinante. En plena década del 70’ y con científicos alrededor de todo el mundo experimentando con este tipo de técnicas biotecnológicas, nace en 1976 la primera compañía a nivel biotecnológico que empezó a comercializar productos hecho en base a ADN recombinante, “Genetech Inc”. Un año más tarde esta misma empresa presentaría la primera proteína humana producida en bacteria, somatostatina (hormona producida por las células pancreáticas que inhibe la secreción de glucagón e insulina).  Con el lanzamiento de esta proteína por parte de la empresa “Genetech Inc” fue cosa de tiempo para que aparezca en el comercio el medicamento que les facilitaría la vida a millones de personas que sufrían diabetes, la insulina. En 1982, la FDA (Food and Drugs Administration o traducido, Agencia de drogas y alimentos) de Estados Unidos, dio el visto bueno para la comercialización de la insulina y en consecuencia, convertir a la insulina en el primer medicamento proveniente de ADN recombinante.


  Las investigaciones científicas se masificaron de forma exponencial y a mediados de la década del 80 los científicos Bill Rutter y Pablo Valenzuela publicaron por primera vez en la revista ‘Nature’y ‘Science’ un reporte acerca de un sistema de expresión en levaduras para producir el antígeno del virus de la hepatitis B. Un año después, en 1986, la FDA concreta el permiso a la empresa ‘Chiron Corporation’ para comercializar la primera vacuna recombinante, Recombivax HB. Pero este hecho no fue el único hecho que revolucionó la ciencia y el mercado en los años 80’s, también en 1985 la compañía belga “Plant Genetic System” desarrolló por primera vez plantas genéticamente modificadas que tenían como novedad la resistencia al ataque de insectos. Sin embargo en los años 80’s la compañía belga no fue la única vanguardista en usar y patentar secuenciaciones genómicas que codificaban para una proteína que otorgaba resistencia a algún insecto o plaga. También en el año 1987, a la empresa ‘Calgene Inc’ le confieren por primera vez la patente de la secuenciación de ADN de la poligalacturonasa del jitomate, esta secuencia fue usada para provocar una secuencia antisentido de ARN que permitió prolongar la vida de estos tomates y por consecuencia otorgar mayor durabilidad al producto en el mercado, disminuir la pérdida monetaria por jitomates podridos a causa de tiempo, una baja en el precio del ya mencionado, entre otras.

     Todas estas investigaciones científicas (y muchas más no nombradas pero de igual importancia) llevaron a coordinar un centro nacional de investigación del genoma humano, llevado a cabo en estados unidos y dirigido ni más ni menos que por James D Watson (sí, el mismo que describió estructuralmente la molécula del ADN en 1953). Este centro tuvo por misión secuenciar el genoma humano en un tiempo prolongado el cual tuvo por fecha de término el 2005, sin embargo la investigación tuvo fin el año 2002, donde fue publicado en revistas científicas como ‘Nature’ o ‘Science’. El estudio comenzado en el año 1989 fue avanzando y junto con ello también hubieron más adelantos biotecnológicos, como también una publicación por parte de la FDA que permitía y encontraba nulamente peligrosos los alimentos genéticamente modificados. Con esto se abrió el mercado de los alimentos transgénicos, su uso, su cultivo y también su comercialización. Así comenzó a asomarse como gran industria productora de alimentos transgénicos, la Estado Unidense y ex empresa química, ‘Monsanto’.


        Monsanto es actualmente la firma corporativa con mayor control de venta de herbicidas, pesticidas y semillas transgénica en todo el mundo, pero, ¿en qué momento Monsanto llegó a dominar el mercado de los transgénicos, herbicidas y pesticidas?
     Monsanto nace en 1901 como una empresa química la cual se encargó durante sus inicios de proveer a ‘Coca Cola Company’ con endulcorantes, para así terminar con el monopolio químico empleado por las empresas químicas Alemanas. Tras la apertura de su negocio, Monsanto no perdió el tiempo y rápidamente empezó a fabricar cafeína y vainillina, productos que elevaron sus ganancias y los hizo marcar presencia a gran escala en Estados Unidos. Este hecho los llevó a fabricar y proveer productos químicos al gobierno de Estados Unidos en la primera guerra mundial (1914-1918), llegando a ser la empresa más importante de producción de materia prima en Estados Unidos.
     Con la quiebra de la empresa alemana ‘Bayer’, en 1920 Monsanto se asoma como la principal corporación a escala internacional de la fabricación y repartición de productos como cafeína, vainillina, laxantes, sedantes, aspirina, etc.

También toma parte de la fabricación de productos químicos industriales, como ácido sulfúrico o bifenil policlorado (PCB), este último teniendo gran repercusión durante los últimos 50 años. Esto, porque según estudios posteriores, Monsanto habría estado vertiendo en el arroyo de la ciudad de Anniston, millones de litros de PBC el cual llegaría a gran parte de la ciudad produciendo en la población afectada, mutaciones cancerígenas, mal formaciones congénitas o enfermedades crónicas hereditarias. Sin embargo, no fue hasta 1945 que Monsanto decidió mano facturar el primer producto que los haría conocido mundialmente, el herbicida 2,4,5-T conteniente de dioxina (compuesto que años más tarde fue reconocido por la OMS como cancerígeno). Pero todo esto no ha sido lo único que opaca la historia de Monsanto, también aparece en sus registros el ‘agente naranja’. Sí, el mismo que se ocupó en 1969 en la guerra de Vietnam. Este afamado ‘herbicida’ fue creado por Monsanto para el gobierno Estadounidense y así propagarlo por toda la selva de Vietnam y por consecuencia los soldados Vietnamitas no tengan donde cubrirse o escabullirse. Pero además de dejar a los soldados vietnamitas sin lugar donde esconderse, el agente naranja también provocó miles de muertes y hasta el día de hoy provoca mal formaciones congénitas, enfermedades reproductivas, distintos tipos de cáncer entre otros. Es más, en el año 1987, Monsanto es una de las empresas citadas por los veteranos de Vietnam que habían sido afectados por el agente naranja. Por este hecho, la empresa tuvo que pagar $180.000.000 de dólares por motivo de indemnización.



     Pese a todo, la ex empresa química no sucumbió y vio su renacer en manos del herbicida creado en base a glifosato, ‘Roundup’. Este herbicida fue el propulsor del nacimiento de Monsanto en materia biotecnológica, esto porque en 1996, Monsanto da a conocer su primer cultivo biotecnológico, la soja ‘Roundup Ready’, que tiene una alta tolerancia a la fumigación del herbicida ‘Roundup’ y además, el algodón transgénico BT, creado para resistir cualquier tipo de daño causado por insectos. Teniendo dos productos lanzados al mercado, en el año 1998 Monsanto decide sacar a la venta otro tipo de semilla transgénica, el maíz ‘Roundup Ready’. En la década del 2000 Monsanto toma gran fuerza como la principal empresa productora de herbicidas, pesticidas y semillas transgénicas, llegando a mantener el 85% de cultivos transgénicos a nivel mundial.

      Actualmente la IARC (International agency for research on cáncer) es una agencia de calidad internacional que se encarga de la búsqueda de elementos, compuestos químicos, etc, que sean nocivos/cancerígenos para la salud. Para ello describe 5 grupos distintos donde los categoriza según su peligrosidad.


Grupo 1 : En este grupo se encuentran los agentes que, según estudios y evidencias científicas, son cancerígenos y totalmente nocivos para la salud, entre ellos destacan; Bebidas alcohólicas, arsénico, benceno, formaldehído, consumo de tabaco en fumadores activos y en fumadores pasivos, exposición permanente a pintura, exposición a radiación UV, polución, plutonio, rayos X y gamma.

Grupo 2A : En el grupo 2A podemos encontrar agentes probablemente cancerígenos, con esto quiero decir que, existe evidencia limitada de una asociación con el cáncer en seres humanos, pero pruebas suficientes de asociación con el cáncer en animales de experimentación. Algunos ejemplos;
Ocupación de peluquero, ocupación de refinación de petróleo, trabajo por turnos que impliquen trastornos de sueño, gases de combustión automotora, lámparas bronceadoras, glifosato, clorhidrato, nitrotolueno, tricloropropano, etc.

Grupo 2B : En el conjunto 2B se encuentran los agentes que son posiblemente cancerígenos para la especie humana, es decir, existe evidencia limitada de una asociación con el cáncer en seres humanos, pero pruebas insuficientes asociadas con el cáncer en animales de experimentación. Entre ellos están;
Café, combustibles, estireno, trabajo en fabricación textil, polvos de talcos higiénicos, red eléctricas, ocupación de bombero, ocupación de limpiador en seco, silicona, nitrobenceno, hexaclorobenceno, etc.

Grupo 3: En la categoría 3 se encuentran los agentes o mezclas que la evidencia científica indican que no es posible clasificarlos como un agente cancerígeno, basado en la información científica disponible. Entre estos se encuentran;
Acido acrílico, clorados en agua potable, productos para dar coloración al pelo, iluminación fluorescente, mercurio, sacarinas, piridina, té, isatidina, etc.

Grupo 4: Por último, en el grupo 4 están los agentes o mezclas que según evidencia y estudios científicos indican que no existen pruebas para demostrar que el agente está asociado con el cáncer en seres humanos. El único que se encuentra en esta categoría es caprolactama (que de igual forma es altamente tóxico para la salud humana).

Es así como el principal componente del herbicida roundup, aparece en la categoría 2A compartiendo el puesto con la ocupación de ser peluquero o ser pintor. Han sido diversos los estudios que se han hecho para ver la toxicidad del glifosato, pero recién este año fue incluido en la lista de los agentes posiblemente cancerígenos. También cabe destacar que el año 2014 la unión europea le cerró la puerta por completo a Monsanto, en consecuencia, el comercio de herbicidas, semillas transgénicas y pesticidas se vio clausurado en la mayoría de los países europeos, quedando como clientes solamente 3, Rumania, España y República Checa.

Así, los datos presentados por la IARC muestran que el glifosato puede causar daños en el ADN cromosómico y dañar células humanas, a pesar de haber obtenido resultados negativos en algunos tipos de pruebas in vitro con células animales.  Es por ello que no es posible alertar a la población de que lo que consumimos aumentará la probabilidad de cáncer ya que es una suposición muy alarmista y además con poca fuente de credibilidad. Aun así tampoco es posible desechar la resolución de la IARC ya que en 1985 también había puesto al glifosato en la categoría 2A de los agentes posiblemente cancerígenos y 6 años más tarde decidió sacar al glifosato del grupo 2A e insertarlo nuevamente en la lista 2B. También es importante mencionar que la evidencia científica que presenta la IARC para posicionar al glifosato en el conjunto 2A estaba basada en gran parte en el estudio del Dr Gilles-Éric Séralini, científico Francés y profesor de biología molecular en la Universidad de Caen. Este cuestionado investigador con fama internacional realizó un estudio en el año 2012 al principal herbicida de la compañía Monsanto, ‘Roundup Ready’ (recordemos que este herbicida tiene por componente principal el glifosato), este estudio que fue publicado en ‘Environmental Sciences Europe’ trajo consigo mucha controversia por los métodos usados por el Dr Séralini para llevar acabo su investigación. Básicamente las críticas hechas por conocidos investigadores a nivel mundial PRO OGM (organismo genéticamente modificado) apuntan a la precaria metodología que utilizó el Dr Séralini, la más cuestionada es el desorden proporcional de ingesta de glifosato a diferentes ratas de laboratorio, lo que tuvo por consecuencia imprecisión en sus resultados y escaza exactitud en sus conclusiones. En la vereda contraria los argumentos PRO estudio Dr Séralini se centran en la toxicidad que tuvo el glifosato en ratones, provocando tumores cancerígenos, problemas en el hígado y riñón. Cabe destacar que el estudio hecho por el Dr Séralini fue republicado con datos actualizados y comentarios de investigadores.

Es difícil centrarse en una conclusión a partir de todo lo mencionado esto porque la evidencia científica por más que sea mucha no es objetiva con los datos obtenidos. Por ejemplo, si Monsanto realiza un estudio para ver la toxicidad del glifosato en seres humanos, llamará a sus investigadores a que realicen un estudio con baja cantidad de glifosato hacia las ratas, uno evidentemente inferior al que piden los organismos de salud internacional. Por consecuencia obtendrá resultados favorables y que demuestran que el glifosato en baja cantidad en personas no tiene incidencia negativa en el organismo. Por el contrario los detractores del glifosato, utilizan un estudio muy controversial como evidencia para cuestionar la nocividad de esta proteína, por ende carecen de veracidad científica y calidez argumentativa.

Algunos dicen que es la discusión eterna del siglo XXI, otros simplemente prefieren gozar de los organismos transgénicos, ya que el acceso a estos es más expedita y con bajo costo. Y aunque fuese cierto que el glifosato es un componente nocivo para la salud, también lo es (y con gran evidencia científica) la polución, los rayos UV, las bebidas alcohólicas, el cigarro, etc. No cabe duda que hay que tener un respaldo científico para poder llevar a cabo nuevas técnicas biotecnológicas, pero también es necesario informarse de buena fuente para no caer en los típicos prejuicios que hoy atentan contra los OGM. Lamentablemente la concesión de estos organismos la tiene en su mayoría Monsanto, y digo lamentable por la historia que trae consigo esta corporación y porque sin duda forja una idea para cuestionar la nocividad de los OGM.

En fin, no dejemos que los prejuicios atenten contra las nuevas tecnologías de cultivo ya que estas en gran parte del mundo podrían estar saciando la hambruna, salvando una vida o simplemente, prolongando el bienestar humano.

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